Es una palmera prácticamente de crecimiento a toda prueba, fácil y agradecida, y tolerante a una amplia gama de climas y condiciones.
Tiene un porte arbustivo, no superando por lo general los 2 m de altura. Bajo cultivo puede desarrollar un tronco de varios metros de alto. Las hojas, con forma de abanico, son persistentes, rígidas y derechas, con largos y delgados pecíolos cargados con espinas laterales y la lámina dividida en 16-20 segmentos puntiagudos.
Las flores, unisexuales o hermafroditas, son pequeñas, amarillas y forman panículas que se originan entre los pecíolos foliares, envueltas por una espata bivalva. Los frutos son carnosos, ovoides, de color amarillo rojizo, de 2-3 cm, y no son comestibles.
Cultivo:
Su producción es fácil mediante semilla, necesitándose para su germinación de 2 a 3 meses con calor y humedad.
Algunos productores recomiendan la inmersión de los frutos durante 15 minutos en ácido sulfúrico concentrado, previamente a la siembra, con objeto de eliminar la pulpa y acelerar todo el proceso de germinación.
Agua corriente a temperatura ambiente durante 10/15 días.
Siembra directa (20-30ºC) en otoño o primavera.
Soleado o ligeramente sombreado.
Su tolerancia a las bajas temperaturas se estima próxima a los -10ºC.
Durante el invierno, en las zonas más frías, deberá protegerse a esta planta con lonas de plástico o con hojas.
De difícil aclimatación en regiones tropicales, prefiere los climas templados y calurosos, donde demuestra una gran facilidad de cultivo.
No tiene problema alguno para soportar vientos fuertes y costeros.
Resiste perfectamente la proximidad al mar y la salinidad.
Se cría en todo tipo de suelos, desde los muy pobres y arcillosos hasta los graníticos, arenosos, pedregosos y muy poco profundos.
Crece mejor donde los suelos sean ricos, calizos y estén bien drenados.
Vive normalmente en zonas con largos períodos de sequía y la pluviometría raramente supera los 500 mm anuales, aunque también donde se superan con frecuencia los 1.500 mm.